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. Intentemos esto otra vez, ¿sí? dijo.Si ustedes venden treinta deestas cosas, tendrán un dólar.Todo un dólar.¿Lo entienden? Bugrit. Cuac. ¡Haaargghhh.gak! ¿Cuánto es eso en botas viejas?Gaspode suspiró. No, Arnold.Puedes utilizar el dinero para comprar tantas botas.Se escuchó un ruido sordo desde Todos Juntos Andrews, y el resto delgrupo se quedó muy quieto.Cuando Todos Juntos Andrews estaba tranquilopor un rato nunca se sabía quién iba a ser.Siempre estaba la posibilidad de que fuera Burke. ¿Puedo hacer una pregunta? dijo Todos Juntos Andrews, en un tonoagudo bastante áspero.El grupo se relajó.Sonaba como Lady Hermione.Ella no era unproblema. Sí.su señoría dijo Gaspode. Esto no sería.trabajo, ¿o sí?La mención de la palabra lanzó al resto del grupo en una fuga detensión y pánico desconcertado. ¡Haaaruk.gak!8No ha sido traducido este nombre en novelas previas, pero me gustaría que fuera Gasp Ode: Oda al Jadeo.(Nota del traductor) ¡Bugrit! ¡Cuac! No, no, no dijo rápidamente Gaspode.Apenas si es trabajo, ¿sí?Sólo entregar cosas y tomar dinero.Eso no me suena a trabajo. ¡Yo no trabajaré! gritó Ataúd Henry.¡Soy socialmente inadecuadoen toda el área de hacer algo! Nosotros no trabajamos dijo Arnold de Soslayo.Somos caballerosde eres-menos. Ejem dijo Lady Hermione. Caballero y damas de eres-menos dijo Arnold galantemente. Este invierno es muy apestoso.Dinero adicional vendría bienciertamente dijo Guapo. ¿Para qué? dijo Arnold. Podríamos vivir como reyes con un dólar al día, Arnold. ¿Qué, quieres decir que alguien nos cortará la cabeza? No, yo. ¿Alguien se trepará por el privado con un atizador al rojo vivo y.? ¡No! Quiero decir. ¿Alguien nos ahogará en un poco de vino? No, eso es morir como reyes, Arnold. No conozco un poco de vino tan grande que no se pueda beber y salir murmuró Gaspode.De modo, ¿de qué se trata, amos? Oh, y ama, porsupuesto.¿Le digo.le dice Ron al tipo que lo haremos? Claro. De acuerdo. ¡Gawwwark.pt! ¡Bugrit!Todos miraron a Todos Juntos Andrews.Sus labios se movieron, surostro parpadeó.Entonces levantó cinco dedos democráticos. Ganan los sí dijo Gaspode.El señor Alfiler encendió un cigarro.Fumar era su único vicio.Al menosera el único vicio del que él pensaba que era un vicio.Todos los otros eransólo gajes del oficio.Los vicios del señor Tulipán no tenían límites, pero confesaba usarloción para después de afeitarse porque un hombre tiene que beber algo.Las drogas no contaban, tan sólo porque la única vez que tuvo drogasverdaderas fue cuando robaron a un veterinario y había tomado un par degrandes píldoras que provocaron que todas las venas del cuerposobresalieran como regadores púrpura.La pareja no eran matones.Al menos ellos no se veían a sí mismoscomo matones.Tampoco eran ladrones.Al menos ellos nunca pensaron en símismos como ladrones.No pensaban en sí mismos como asesinos.Losasesinos eran de clase alta y tenían reglas.Alfiler y Tulipán, la Nueva Firma,como al señor Alfiler le gustaba referirse a ellos mismos, no tenía reglas.Pensaban en sí mismos como facilitadores.Eran hombres que hacíanque las cosas sucedieran, hombres que llegaban lejos.Habría que agregar que cuando uno dice ellos pensaban quiere decir elseñor Alfiler pensaba.El señor Tulipán utilizaba su cabeza todo el tiempo,desde la distancia de unas ocho pulgadas, pero no era, excepto en una o dosáreas inesperadas, un hombre dado a utilizar mucho su cerebro.En general,dejaba que el señor Alfiler hiciera el razonamiento polisilábico.El señor Alfiler, por el contrario, no era muy bueno para la violenciasostenida y gratuita, y admiraba el hecho de que el señor Tulipán tuvierauna provisión aparentemente sin fondo.Cuando se encontraron por primeravez, y reconocieron uno del otro las cualidades que harían su sociedad másgrande que la suma de sus partes, había visto que el señor Tulipán no era,como aparentaba al resto del mundo, sólo un loco de atar.Algunascualidades negativas pueden alcanzar una pizca de perfección que cambia supropia naturaleza, y el señor Tulipán había convertido la furia en un arte.No se ponía furioso con cualquier cosa.Era sólo furia pura y platónicadesde alguna reptilínea profundidad del alma, una fuente inacabable denegro resentimiento; el señor Tulipán vivía su vida sobre esa delgada líneaque la mayoría de las personas ocupan justo antes de sacarse y golpearrepetidamente con una llave de tuercas a alguien.Para el señor Tulipán, lafuria era el estado básico del ser.Alfiler se había preguntado ocasionalmentequé le había sucedido al hombre para hacerle tan furioso, pero para Tulipánel pasado era otro país con límites muy, pero muy bien cuidados.Algunasveces, el señor Alfiler le escuchaba aullar durante la noche.Era bastante difícil contratar al señor Tulipán y al señor Alfiler.Unotenía que conocer las personas correctas.Para ser más precisos, uno teníaque conocer las personas incorrectas, y las tenía que conocer merodeandoalrededor de cierta clase de bares y sobreviviendo, lo cual era una especiede primera prueba.Las personas incorrectas, por supuesto, no conocerían alseñor Tulipán y al señor Alfiler.Pero conocerían a un hombre.Y ese hombre,en un sentido general, expresaría la cautelosa opinión de que podría sabercómo ponerse en contacto con hombres de una disposición similar otulipolítica a Alfiler.No podría recordar exactamente mucho más que eso enese momento, debido a una pérdida de memoria producida por una falta dedinero
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